viernes, 16 de noviembre de 2012






Me gusta hacerme agua y discurrir por tu cuerpo
mientras tu mirada me recaba y me sondea.
Tus manos recomponen mi forma traduciendo mi materia
en sustancia volátil que desprende gemidos de placer
con el roce más liviano y morbosamente lento
que nadie pudiese crear en su mente.
Lascivia poderosa llena el aire en que existimos
y nos traspasa con sus dedos firmes y sedosos
hasta la convulsión extensa de todo nuestro ente
ya deslimitado en su propiedad confusa y libre.
Lo palpable se sublima con lo etéreo
desafiando lo escrito y promulgado como cierto
mientras confluyen nuestras aguas en un mismo mar...

DownTown

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