Jen, yin, yan, te miro,
caminando por un tao nunca escrito
se erige tu figura esbelta
con paso firme y lento.
me preguntas qué hacemos
y no lo sé aún, te digo,
pero te contemplo con mis manos
tratando de leer tu cuerpo
grande y voluble que, sorprendido,
se yergue entre tus piernas.
Jen, yin, yan, ¿nos penetramos?
tú de la forma habitual,
Yo escudriño en tu aparente calma¡deseo comprender tu esencia!
Yin yan jen, no te vayas,
Te vuelves y me miras
Antes de cerrar la puerta...
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